Tecnología

¿Ha llegado el momento de trocear a las ‘Big Tech’?

El pasado jueves, una jueza federal de Virginia dictaminó que Google mantenía ilegalmente un monopolio en el mercado de la publicidad online. En concreto, la sentencia concluye que Google abusó de su posición dominante en dos mercados clave, los servidores de anuncios para editores y el intercambio de publicidad.

Aunque la jueza no ordenó directamente la división de Google, el Departamento de Justicia de Estados Unidos ha propuesto la desinversión de partes del negocio publicitario de la empresa como remedio para restaurar la competencia en el mercado. Esto podría implicar la venta o separación de plataformas clave como Google Ad Manager.

«Los tribunales de Estados Unidos suelen considerar la división como una estrategia menos severa que la desintegración total, pero sigue presentando una medida complicada de ejecutar sobre todo en las áreas de tecnología, operaciones y patentes. Podemos esperar que Google va a apelar la sentencia y el proceso se alargará. Y, en caso de ejecutarse, adoptar estrategias más segmentadas para enfrentar las presiones legales y reguladoras, pero esto podría implicar costes adicionales y complicaciones operativas», explica Josep Curto Díaz, profesor de los Estudios de Informática, Multimedia y Telecomunicación en la UOC.

No es el único caso de abuso de poder abierto para el gigante buscador. En agosto del año pasado, un tribunal federal ya determinó que Google había violado las leyes antimonopolio en el mercado de búsquedas online al mantener su motor de búsqueda como predeterminado en múltiples dispositivos y navegadores mediante acuerdos exclusivos. Desde este pasado lunes, se celebra la audiencia que durará varias semanas y en la que se decidirán las medidas que se impondrán al gigante tecnológico.

La necesidad de dividir áreas de negocio es una de las patas fundamentales de esta audiencia. Bajo la administración de Biden, el Departamento de Justicia y un grupo de estados pidieron al juez del caso que obligara a Google a vender su navegador web, Chrome. Este lunes, durante el primer día de la fase de soluciones, dicho departamento mantuvo su postura de intentar romper al buscador argumentando que además de ejercer monopolio en las búsquedas online, también está utilizando la inteligencia artificial para aumentar su poder excluyente.

«Su señoría, no estamos aquí por una victoria pírrica. Este es el momento para que el tribunal le diga a Google y a todos los demás monopolistas que están ahí fuera escuchando -y sí, están escuchando- que hay consecuencias cuando se violan las leyes antimonopolio», dijo el abogado del Departamento de Justicia David Dahlquist.

Meta, Amazon y Apple

Google no es la única de las grandes tecnológicas bajo la amenaza de la división. Desde el lunes de la semana pasada, un tribunal federal de Washington juzga el caso antimonopolio de la Comisión Federal de Comercio de Estados Unidos contra Meta.

El regulador trata de revertir dos de las adquisiciones más importantes de la compañía, Instagram y WhatsApp, que considera parte de una estrategia diseñada para reforzar su posición dominante en el negocio de las redes sociales y eliminar posibles amenazas competitivas. Si Meta pierde, podría verse obligado a desprenderse de ambas plataformas. «La sentencia de Google sienta precedente, por lo que podríamos tener una sentencia similar para Meta«, asegura el profesor Curto.

La Comisión Federal de Comercio también fue la encargada de acusar a Amazon en una demanda de 2023 de exprimir a los pequeños comerciantes que utilizan su plataforma, abusando de su posición dominante en el mercado para inflar precios, perjudicar a vendedores y suprimir la competencia. Un juez federal rechazó el intento de Amazon de desestimar el caso el año pasado y está previsto que el juicio se celebre en octubre de 2026.

El gigante del comercio electrónico se enfrentará a unos desafíos legales más importantes en sus casi treinta años de historia y aunque la demanda no solicita la división de la empresa, sí sugiere que una posible solución podría implicar la separación de partes de la empresa, como su plataforma de ecommerce, el servicio Prime y la nube, Amazon Web Services.

Por su parte, el Departamento de Justicia demandó a Apple en 2024 acusándola de impedir la competencia al restringir el acceso de desarrolladores y fabricantes de dispositivos a funciones clave de su ecosistema, como el hardware del iPhone y el sistema operativo iOS. Apple ha pedido a un juez federal que desestime la demanda y aún se encuentra a la espera.

¿Dividir empresas?

La opción de trocear a las grandes compañías para restringir sus abusos de poder y prácticas anticompetitivas no es algo nuevo. AT&T llegó a un acuerdo con el Departamento de Justicia para disolverse parcialmente en 1982 tras una demanda que había comenzado ocho años antes. En 1998, Microsoft fue también demandada por no cumplir las leyes antimonopolio por el mismo organismo, y aunque en el año 2000 el juez ordenó su división en dos, finalmente la compañía apeló y se revocó la orden.

«La normativa antitrust norteamericana permite a los jueces ordenar medidas para restaurar la competencia en el mercado cuando las empresas, con sus comportamientos, la han reducido (como habría hecho Google)», explica Patricia Liñán, socia de Competencia de derecho de la Unión Europea de Écija Abogados.

«La obligación de desinversión es una medida extrema. Sólo se debe acordar si, verdaderamente, no hay otras que sirvan al propósito de restaurar la competencia. La historia nos enseña, además, que no necesariamente es la medida más eficiente. A finales del siglo pasado, la división forzada de AT&T, que tenía el monopolio de la telefonía en Estados Unidos, dio lugar a siete monopolios regionales y no redujo los precios ni mejoró la calidad del servicio, que es al final lo que buscan las normas de competencia», añade la abogada.

Implicaciones políticas

Unos días antes del comienzo del juicio a Meta, The Wall Street Journal aseguraba que el CEO de la tecnológica, Mark Zuckerberg, había visitado la Casa Blanca para tratar de alcanzar un acuerdo que evitara el pleito. El propietario de Facebook, al igual que otras tecnológicas, confiaba en un mandato de Trump con un menor peso regulatorio, pero la realidad es otra en algunos segmentos.

El nuevo presidente estadounidense nombró a Andrew Ferguson como responsable de la Comisión Federal de Comercio, sustituyendo a Lina Khan, en cuyo mandato ha demostrado mano dura contra las tecnológicas. Ferguson ya ha dejado claro que mantendrá la línea de su predecesora y asegurando que la lucha antimonopolio es un debate bipartidista. «Lanzaré todos los recursos que la agencia tenga disponibles para procesar los casos contra las Big Tech que tenemos en marcha», aseguró en un pódcast en Bloomberg.

Por su parte, la nueva directora de la división antimonopolio del Departamento de Justicia, Gail Slater, también ha dejado claro que hará cumplir las leyes antimonopolio agresivamente.

Un enfoque diferente podría llevarse a cabo en el campo de la inteligencia artificial. El año pasado, bajo el mandato de Biden, el Departamento de Justicia y la Comisión Federal de Comercio acordaron dividirse la investigación sobre si los grandes actores en esta nueva tecnología están violando las leyes antimonopolio. Por su parte, la administración Trump ha prometido despejar el camino para que las empresas estadounidenses desarrollen y puedan liderar esta tecnología, revocando una orden ejecutiva sobre regulación en inteligencia artificial de su predecesor. «Creo que es extremadamente importante proteger la competencia en el campo de la inteligencia artificial, pero también creo que es igual de importante que el gobierno no se apresure a regular la inteligencia artificial», dijo Ferguson en Bloomberg TV en marzo.

¿Y en Europa? Mientras el fantasma de la desinversión sobrevuela a las grandes tecnológicas en Estados Unidos, en el territorio europeo de momento no se plantea llegar a estas medidas.

«En Europa, la Comisión Europea y las autoridades de competencia nacionales (la Comisión Nacional del Mercado de la Competencia, en nuestro caso) pueden imponer obligaciones de desinversión a las empresas que infringen el derecho de la competencia. No obstante, la normativa europea dice expresamente que las medidas estructurales sólo pueden imponerse en ausencia de otros remedios de comportamiento de eficacia equivalente. Por eso, se ha recurrido muy poco a remedios estructurales puros», explica Patricia Liñán, de Écija Abogados.

La Unión Europea se está centrando de momento en que las grandes tecnológicas cumplan con las leyes que regulan el mercado europeo. «Ahora bien, la Comisión Europea acaba de publicar un estudio que concluye que los remedios de comportamiento no están siendo suficientemente eficientes, lo que podría llevar a que veamos en el futuro, también en Europa, más remedios estructurales, incluidas desinversiones», añade Liñán.

Fuente Aquí

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